Un gobernante después de ser electo, por muy preparado que este, no puede ejercer la función pública solo, debe contar con un equipo de gobierno. Tanto alcaldes como gobernadores, incluso el Presidente, planifican, diseñan y ejecutan políticas públicas en diferentes áreas como: seguridad, salud, deporte, infraestructura, cultura, servicios públicos, poder ciudadano, entre otros. En este sentido, es importante reflexionar sobre el hecho de que muchos gobernantes cometen el error de nombrar gente de confianza en cargos claves, pensando que eso es suficiente para ejercer el cargo. Sin embargo, el gobernante debe seleccionar no solo a una persona de confianza sino que tenga también la capacidad gerencial para la responsabilidad asignada. Si esa persona es de confianza pero no tiene capacidad gerencial no sirve para el cargo; tampoco sirve en caso contrario, es decir, que tiene capacidad gerencial pero no goza de la confianza del gobernante. Se debe tener confianza y capacidad gerencial para ejercer un cargo de gobierno.
En la gerencia pública moderna muchos gobernantes han logrado el éxito en su gestión gracias a tener un equipo de gobierno de primera línea. Sin embargo, muchos fracasos de nuestros gobernantes son el resultado del pésimo equipo de gobierno con el que han trabajado. La experiencia del buen gobierno recomienda que los gobernantes deberían tener un equipo político y un equipo gerencial, porque cuando el político se hace gerente y el gerente se convierte en político, el gobierno no funciona bien. La experiencia Brasileña es digna de ejemplificar, pues dentro de la estructura gubernamental existe la figura del director político y el director de gestión, estos trabajan de la mano, pero el gobierno no se detiene por lo político ni lo político por lo gerencial. Todo gobernante gana con votos, pero el político necesita, una vez que ejerce la función de gobernante, mostrar gestión para que sus electores logren confiar nuevamente en él.
El buen gobierno debe ser el norte de todo gobernante, no es cierto que una buena gestión pública solo se logra si hay suficientes recursos económicos, para eso es la innovación, el desarrollo y el ingenio. Existen diferentes maneras de buscar recursos y la más visible es la alianza tanto con el sector productivo privado como con las universidades, organizaciones no gubernamentales, gremios profesionales, comunidades, consejos comunales, organismos internacionales, banca pública y privada, entre otros. Pues, se debe tener la visión acertada y la convicción de que solo no se llega lejos. Los directores, secretarios, ministros que no sean exitosos en una función asignada no es recomendable rotarlo más de una vez, al menos que demuestre eficiencia, porque está comprobado que si no lo hace bien en un despacho, lo más probable es que lo vuelva a hacer de la misma manera. No es que esa persona no tenga capacidad, pues lo más seguro es que lo envían a ejercer funciones para las cuales no está preparado, así que lo más sano es que cada quien este donde deba estar, en pocas palabras “zapatero a su zapato”.
Los gobiernos de Uruguay, Chile, Brasil, Colombia están dando demostraciones de lo expuesto. Debido a que, si en su organización no se encuentra la persona ideal para el cargo, se busca donde esté, e inclusive si políticamente lo adversa pero es el ideal, se le invita a formar parte del gobierno, de esa manera gana doble, porque lo más seguro que ese gerente a la final termine apoyando a ese gobernante. En nuestro país sobra talento, hay demasiada gente preparada que de seguro estaría dispuesta en apoyar cualquier iniciativa de gestión de la cual sea llamado para ayudar, este es un gran país, solo necesitamos gobernantes con una amplia capacidad de buscar a los mejores para lograr un buen gobierno.
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Jesús Castillo Molleda (Profesor Universitario, Politólogo, Locutor)
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